2012-06-12 | Puebla, Pue.- De acuerdo con el Primer estudio en Cien Ciudades de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores, realizado por el Sistema Nacional DIF y la UNICEF, se detectó una mayor incidencia de este fenómeno en tres municipios del estado, que son Puebla, Cuetzalan y Tehuacán; ante ello, el Sistema Estatal DIF (SEDIF) ya trabaja para erradicar este fenómeno.
La presidenta del Patronato del SEDIF, Martha Erika Alonso de Moreno Valle, comentó que a través del Programa de Atención, Desaliento, y Erradicación del Trabajo Infantil Urbano Marginal (Propadetium), se trabaja con el objetivo de prevenir, atender y desalentar que menores que se encuentran en condiciones vulnerables, se incorporen a la vida laboral y abandonen por ello sus estudios.
Alonso de Moreno Valle detalló que durante el 2011 el proyecto entregó 200 becas académicas y de capacitación a menores de 6 a 17 años de estos tres municipios. Los apoyos económicos, que van de mil a mil 600 pesos, sirven para impulsar sus estudios, en la compra de sus uniformes y útiles escolares.
“Se les aporta una beca que viene de la Federación siempre y cuando los menores, aunque sigan trabajando, mantengan su asistencia al ciclo escolar. Este año tuvimos un recorte de la Federación en las becas, pero para mí es muy importante porque se ha demostrado que el incentivo económico hace que los niños permanezcan en sus estudios, así es que el tanto que sufrimos de recorte, lo absorberemos con recurso estatal”, comentó.
Detalló que estas acciones no quedan ahí, también se le da un seguimiento a través de comités que se han formado en las zonas expulsoras, donde se llevan a cabo programas dirigidos a prevenir diversos problemas como son las adicciones, desintegración familiar, embarazos no deseados, explotación y maltrato, entre otros.
De manera mensual son atendidos de 2 mil a 2 mil 500 menores con estas acciones preventivas.
Cabe señalar que la mayor incidencia de trabajo infantil se concentra en labores como empacadores en supermercados (conocidos popularmente como “cerillitos”), vendedores de productos (goma de mascar, golosinas o frituras) y en cruceros, como limpiaparabrisas o payasitos.
Según los resultados del Módulo de Trabajo Infantil 2009 de la Encuesta de Ocupación y Empleo (ENOE), en Puebla, 245 mil niños y niñas de 5 a 17 años de edad realizaban alguna actividad económica, lo que en términos relativos se traduce en 15 de cada cien (15.1%); por sexo, esta tasa fue mayor en los niños (19.2%) que en las niñas (10.9%).
La necesidad económica en el contexto familiar es lo que obligó a los niños y niñas a trabajar, más de la mitad (61.3%) declararon que en su hogar se necesita de su aportación económica, o bien usaban su ingreso para pagar su escuela o gastos propios.
Más de la mitad de la población infantil que trabajaba (62.8%) no recibía ingreso o su pago se dio en especie; de los que percibían ingresos, la mitad (54.2%) recibía hasta un salario mínimo, más de la tercera parte (34.8%) recibió más de uno y hasta dos salarios mínimos y solo 11% recibió más de dos.
El tipo de ocupación que desempeñaban los niños era diferente al de las niñas; en los primeros, uno de cada dos (47.1%) realizaba labores agropecuarias, en las niñas una tercera parte (30.9%) eran comerciantes o empleadas en comercios establecidos. Una cuarta parte de los varones (26%) eran trabajadores industriales, artesanos o ayudantes.
Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), el trabajo infantil y sus peores formas dañan la salud de los niños y niñas, ponen en peligro su educación y conducen a una mayor explotación y abusos.
En Puebla, dos de cada cinco niños y niñas que trabajaban (39.2%) no asistían a la escuela; 22.6% estaban expuestos a riesgos en su trabajo, 24.4% tenían jornadas de más de 34 horas a la semana; 3.5% trabajaban en lugares no apropiados o no permitidos y 3% tuvo un accidente, lesión o enfermedad que requirió atención médica.
En tanto, otra situación muy común es que los niños trabajen cuando no están en edad para hacerlo porque alguien los obliga a hacerlo, el padre, la madre, un hermano, un amigo o cualquier otro familiar cercano, con cierta autoridad sobre ellos, los amenaza con alguna cuestión, por ejemplo, que los golpeará, sino no salen a la calle a trabajar.
Por supuesto, una vez que el niño o niña regresa con los ingresos obtenidos, nada de ello permanecerá en sus manos, sino que deberán entregarlo todo a la persona que los obliga a trabajar. Casi nunca el menor recibe algún tipo de beneficio del dinero que obtuvo trabajando, porque en realidad, quien lo somete es quien se lo guarda para invertirlo en cuestiones que poco tienen que ver con el bienestar común de la familia, como ser: drogas, bebidas alcohólicas, entre otros.
En la mayoría de los casos de trabajo infantil, los niños son obligados a desempeñar actividades muy riesgosas para su vida tales como robos a mano armada, tráfico de drogas, prostitución, entre los más recurrentes.
Respecto de las causas que desencadenan el trabajo infantil hay muchas, aunque las más corrientes son: marginación y extrema pobreza de la familia a la cual pertenece, que obliga al niño a salir a buscar por sus propios medios el sustento económico, redes de explotación infantil, que cooptan a los niños pobres con necesidades, los conflictos armados, también son un caldo de cultivo para que los niños sean abusados de miles de maneras, por presión del grupo de pares, es decir, algunos niños son obligados por amigos a trabajar para así conseguir dinero que les permita cubrir sus necesidades, como consecuencia de la negligencia de los padres y por orfandad, el no contar con adultos mayores que los guíen y protejan, inevitablemente, lleva a un escenario de este tipo.
Las cifras que proporciona UNICEF acerca de esta realidad son alarmantes, aproximadamente 346 millones de niños y niñas se encuentran en esta lamentable situación.
Cabe destacar que el trabajo infantil le impedirá a un niño comportarse como tal y desplegar aquellas actividades que se consideran típicas de su edad: estudiar y jugar.
Si bien el trabajo infantil o explotación infantil, como también se denomina a esta situación, afecta especialmente a aquellos países en vías de desarrollo, no por ello en los países industrializados deja de ser una realidad. Lamentablemente, en los últimos años, el trabajo infantil también es una realidad de los países considerados desarrollados.
Con el objetivo de concientizar a la población mundial acerca de este flagelo que crece día a día en todo el mundo es que se ha establecido un día calendario, el 16 de Abril, para recordar los miles y miles de casos que existen alrededor del planeta.
Este año se hace un llamamiento sobre el derecho que tienen los niños a ser protegidos del trabajo infantil y de otras violaciones de sus derechos fundamentales en general, se pretenden mostrar los avances conseguidos para mejorar las condiciones de los niños, pero también el largo trecho que queda por recorrer para lograr eliminar las peores formas de trabajo infantil.
En el año 2010 la comunidad internacional diseñó una hoja de ruta (estrategia) para intentar lograr el citado objetivo en el año 2016, algo que parece muy complicado, basta con saber que actualmente, unos 215 millones de niños de todo el mundo están bajo el yugo del trabajo infantil, de ellos, más de la mitad trabajan en condiciones lamentables que se podrían considerar inhumanas.
El trabajo ha sustituido a las actividades propias de la infancia, están privados de educación, herramienta necesaria para labrarse un futuro en el que puedan acceder, más adelante, a un trabajo digno.
Pero además, permitir la introducción prematura de los niños al mercado laboral es un paso atrás, los pequeños tienen en sus manos la posibilidad de cambiar la situación de sus familias y de un país en general, pueden poner fin al ciclo de pobreza en el que se encuentren, ya sabemos que la educación es uno de los principales pilares para el desarrollo de una sociedad.
Además de tener que trabajar, lo hacen en las peores condiciones, salarios miserables, maltrato físico y psíquico, entre otros problemas que les marcarán de por vida. En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil de este año, se solicita la ratificación universal de los Convenios de la OIT sobre el trabajo infantil, nuevas políticas de carácter internacional más contundentes con las que se pueda luchar contra esta lacra indeseable, ampliar el movimiento mundial contra el trabajo infantil para que gobiernos y sociedades adquieran conciencia sobre el problema.
¿Por qué hay que unirse a este día?, la OIT nos proporciona algunos argumentos de peso:
Las estimaciones más recientes sugieren que 127 millones de niños y 88 millones de niñas son víctimas del trabajo infantil, de los cuales 74 millones de niños y 41 millones de niñas se encuentran en sus peores formas.
La legislación y normativa nacionales puede permitir el empleo de niños de 13-15 años de edad en trabajos ligeros que no interfieran en la asistencia del niño a la escuela, ni sean perjudiciales para su salud o desarrollo. Los niños de 12-14 años pueden ser empleados en trabajos ligeros en aquellos países en dónde la edad mínima de admisión al empleo es de de 14 años.
El Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados y el Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía.
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