Septiembre de 2012 | PUEBLA.- En los últimos años, el suicidio entre niños, así como adolescentes se ha convertido en uno de los problemas más preocupantes para las instituciones de salud y asistencia social del país.
De acuerdo a la Asociación Mexicana de Suicidología, en México, el suicidio se ha convertido en la tercera causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años de edad, llegando incluso a ser la segunda causa en algunos estados de la república.
En los últimos 10 años, el número de niños que se quitó la vida aumentó en un 60%. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el año 2009 se suicidaron en México 187 niños menores de 14 años, y Puebla se encuentra en el cuarto lugar a nivel nacional, en lo que a suicidio infantil se refiere, sólo por debajo del Estado de México (35 casos), Guanajuato (16), Distrito Federal (14) y Puebla (12).
En 2001 en Puebla ocurrieron 65 muertes de este tipo, durante 2009 fueron 195 y en lo que va del 2012 van 141.
“En el caso de la familia, lo que se ha visto es mucho abandono, soledad, violencia, falta de comprensión, de afecto, los niños son creados frente a la tele o solos en la casa, entonces un niño que crece sin afecto finalmente no terminará valorando su vida entre otras cosas no”, señaló la Presidenta de la Asociación Mexicana de Suicidología, Lery Bentancurt.
Sin embargo, tanto el bullying, como el acoso escolar, son fenómenos que también están estrechamente relacionados con el suicidio infantil, desde pequeños los escolares se enfrentan a sus primeras frustraciones sin saber cómo resolverlas y quienes en algún momento de su vida sufren éstas prácticas, durante su adolescencia o juventud han atentado contra ellos mismos.
“Un cuarenta por ciento de los chicos mexicanos sufren bullying, es decir 4 de cada 10, si tenemos estudios por ejemplo hechos en Guadalajara, con el tema del bullying y suicidio en la adolescencia y la relación es yo diría casi uno a uno, el niño que sufre bullying durante el kínder o la primaria, repetido, en la adolescencia llega a tener un intento de suicidio”, aseveró la especialista.
Por lo anterior es importante que como padres emprendamos una cercana comunicación con nuestros hijos para explicarles que la muerte es algo irreversible y demostrarles el amor incondicional que muchas veces no les expresamos, ya que ambos géneros pueden sufrir este problema social, aunque según los expertos las mujeres regularmente se quedan en el intento.
2012-09-07 | Actualización
Segundo Encuentro Estatal Sobre Tendencias Suicidas y Acoso Escolar
Ambos temas fueron abordados en el Segundo Encuentro Estatal Sobre Tendencias Suicidas y Acoso Escolar, denominado “Trabajando Juntos en la Prevención del Suicidio”, realizado en el Complejo Cultural Universitario de la BUAP por la Facultad de Psicología y el Sistema DIF Municipal, instancias que unieron esfuerzos para planear estrategias que prevengan el suicidio y saber cómo intervenir en situaciones de riesgo.
Suicidio en Puebla | Recopilación Temática | Rodolfo Herrera Charolet | Ed. 2012.
Marco Teórico
El suicidio es el acto por el cual un un individuo, deliberadamente, se infringe la muerte.
Algunos especialistas afirman que las dos terceras partes de quienes se quitan la vida sufren depresión y que los parientes de los suicidas tienen un riesgo más elevado (hasta cinco veces más) de padecer tendencias suicidas. Los padecimientos psíquicos se encuentran presentes en 9 de cada 10 casos de suicidio; entre ellos, aparte de la depresión se encuentran también los trastornos de ansiedad y las adicciones.
Muchas religiones monoteístas lo consideran un pecado, y en algunas jurisdicciones se considera un delito. Por otra parte, algunas culturas, como la oriental, el hecho de quitarse la vida es una forma honorable de escapar de algunas situaciones humillantes o dolorosas en extremo.
Eduardo Manet (oleo 1877) |
Para considerarse suicidio, la muerte debe ser un elemento carnal y el motivo del acto, y no solo una consecuencia casi ineludible. Así los mártires no son considerados suicidas, dado que se sacrifican en nombre de una creencia. Tampoco son suicidas los que se sacrifican por otros en caso de emergencias ni los soldados que mueren en una guerra y, en estos casos, los muertos no son proscritos por la ley.
En el caso de que el suicidio tenga consecuencias legales, la ley recoge que debe haber prueba de intención de morir, así como la propia muerte para que el acto sea considerado un suicidio.
Puede que dicho proceso sea costoso en caso de minusvalía y tenga que depender de alguien más, que entraría entonces en una dinámica de cómplice de suicidio. Según Guillon y Le Bonniec (1982) “el cómplice es todo aquel que, sin llevar a cabo personalmente los elementos constitutivos de la infracción imputable del autor, solamente ha facilitado o provocado la acción principal por medio de actuaciones de una importancia material secundaria: ayuda, suministro de medios o instigación” figura del derecho penal donde sería posible una sanción penal.
La Psicología y la Psiquiatría se revelan como las principales ciencias de la salud para prevenir el suicidio.
El suicidio y la ley en España
En España la relación de terceros respecto al suicidio es discutida. El caso de no evitarse un suicidio, pudiendo hacerse, podría ser considerado como una omisión del deber de socorro, lo que está tipificado como delito en diversas legislaciones. Este hecho es justificado en que un intento de suicidio podría ser debido, por ejemplo, a un estado de locura transitorio, a un estado depresivo muy grave u otras situaciones análogas.
No obstante, si el acto de suicidio se toma con el supuesto ejercicio pleno de las facultades mentales nadie podría impedirlo hipotéticamente, ya que lo contrario podría tratarse de un delito de coacción, que castigaría al que «sin estar legítimamente autorizado, impidiere a otro con violencia hacer lo que la ley no prohíbe» (art. 172 del CP). Hay que hacer notar, a este respecto, que el suicidio «es un acto que la ley no prohíbe», como ha señalado el Tribunal Constitucional de España. Aunque el Tribunal Constitucional Español señala que no existe en el ordenamiento jurídico de este país el «derecho al suicidio», «ello no impide, sin embargo, reconocer que, siendo la vida un bien de la persona que se integra en el círculo de su libertad, pueda aquélla fácticamente disponer sobre su propia muerte, pero esa disposición constituye una manifestación del agere licere, en cuanto que la privación de la vida propia o la aceptación de la propia muerte es un acto que la ley no prohíbe» (Fundamento Jurídico 7.º).
En todo caso, inducir a otra persona para que cometa suicidio, o cooperar con actos necesarios en un suicidio o en una eutanasia sí que son delitos, aunque castigados con penas distintas (artículo 143 del CP).
De igual manera, en legislaciones como la chilena, el auxilio al suicidio es punible según señala el art. 393 del Código Penal: «El que con conocimiento de causa prestare auxilio a otro para que se suicide, sufrirá la pena de presidio menor en sus grados medio a máximo, si se efectúa la muerte». Aquí la muerte opera como condición objetiva de punibilidad; es decir, sólo será culpable la conducta en la medida que se verifique el resultado de muerte; y siendo así, incurrirá el autor en la pena señalada (541 días a 5 años).
No está de más mencionar que además hay leyes que protegen a las aseguradoras de vida. Según Guillon y le Bonniec (1982) “el seguro de vida en caso carece de efecto, si el acta de defunción del asegurado demuestra que el asegurado ha muerto por suicidio, a pesar de que algunas aseguradoras ignoran dicha ley y hacen el pago a los beneficiarios de todas formas”
Psiquiatría
El suicidio puede ser efecto de trastornos psiquiátricos, que comúnmente se acompañan de depresión o ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y todos los trastornos de depresión [cita requerida]. En estos casos es principalmente la enfermedad lo que provoca el suicidio y no el análisis lógico del individuo. Antes que la acción, el suicidio comienza en el pensamiento.
Ya sea por problemas personales y/o emocionales, las personas suicidas deben ser evaluadas como individuo para entonces entender el suicidio a nivel social. Estos individuos poseen un sentido de indefensión y desesperanza ante las situaciones que los afectan. Las personas suicidas exhiben algunas características tales como depresión, impulsividad, baja tolerancia a la frustración y son personas sin espíritu de lucha. Suelen ser pacientes más agresivos, exigentes, dependientes e insatisfechos que los demás.
Teniendo en cuenta el perfil de la persona suicida se podrían prevenir algunos suicidios con psicoterapia, farmacoterapia y hospitalización en casos extremos. Los indicadores y comportamientos varían dependiendo de la persona. Según la cuarta versión de El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, los pensamientos recurrentes (no solo el temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse son síntomas de personas con depresión mayor.
El proyecto suicida nunca es improvisado, aunque la realización a veces sea impulsiva. El suicida lo venía pensando desde tiempo antes, y en la mayoría de los casos se lo había comunicado a alguien con anterioridad. La idea de que alguien que habla de suicidarse no lo hará es falsa, toda amenaza debe ser tomada seriamente.
Para algunos psiquiatras y psicólogos no existe un único factor desencadenante de un suicidio, sino que éste es una acción multideterminada por diversos factores intervinientes que al conjugarse se potencian.
En un estudio realizado en Buenos Aires, con suicidas que tenían un historial de internaciones psiquiátricas, aparecieron como factores destacados.
Aislamiento y soledad, con pérdida de apoyo y lazos sociales.
Presencia de conductas suicidas (fantasías, ideación, amenazas, intentos y/o equivalentes).
La heteroagresividad demostró ser una característica tan marcada como cualquier elemento depresivo (fantasías de homicidio, conductas agresivas y violentas hacia otros). Cuando la manifestación externa se ve bloqueada de alguna forma, estos impulsos destructivos se vuelven contra sí mismo.
Dificultades familiares serias (abandono, rechazo, etc.). Los familiares mostraron escasa empatía con el paciente, poca comprensión y conciencia de la situación de peligro y serias dificultades para contenerlo emocionalmente.
No evolución favorable de la enfermedad psiquiátrica (cronicidad).
Estados depresivos.
Todas éstas resultaron ser variables de altísimo potencial suicida pero en ningún caso la existencia de una sola fue suficiente para desencadenar un suicidio.
Existe mayor riesgo cuando los síntomas de ansiedad, insomnio, angustia, desesperanza o son acompañados por síntomas psicóticos e ideas delirantes paranaoides o melancólicas. En muchos casos el acto suicida se lleva a cabo luego de una engañosa mejoría de los síntomas ya que algunos se tranquilizan cuando ya tienen tomada la decisión.
La idea de muerte puede surgir por muchos motivos diferentes:
- Como expresión de pensamientos acerca de la inutilidad de la existencia y el vacío.
- Como escape a la tortura de los perseguidores internos en los cuadros paranoides.
- Como deseo vengativo hacia otra persona, de control hostil del otro, de castigo del otro o una búsqueda de impacto en los otros.
- Como el deseo de promover cambios en las actitudes o sentimientos de los demás, o buscar averiguar póstumamente si se es querido por los otros.
- Como fantasía de evasión, de escaparse del conflicto, un deseo de liberación, una fantasía de paz eterna.
- Como deseo de expiación por alguna culpa o pecado.
- Como deseo de recomenzar una vida nueva acompañado por la fantasía de renacer después de la muerte.
- Como deseo de rehabilitación del prestigio y el honor con fantasías de gloria.
- Como caída de la autoestima unida a una sensación de impotencia extrema después de una injuria narcisista.
- Como búsqueda de tranquilidad.
- Como deseo apasionado de reunión erótica con un objeto (persona amada) amado muerto.
- Como deseos de reconquista o de reivindicación.
- Como deseo de lograr el amor de un objeto (persona amada) vivo.
- Como deseo de aniquilación del Yo.
- Como deseo de conmover a otros o generarles culpabilidad o perjudicarlos de alguna manera y hacerlos sufrir.
Evolución histórica
Paracelso decía que quien se suicida de desesperación está inspirado por el diablo.10
La actitud de los hombres ante la muerte no ha sido la misma a través de los tiempos; cuando un hombre de hoy habla de su muerte, piensa que si le fuera dado escogería una muerte súbita, sin dolor, como un leve sueño.
El hombre del medioevo se sentiría aterrado de ello, porque como lo expresa el padre de Hamlet, en la famosa obra de Shakespeare, moriría «en la flor del pecado»; por eso el hombre de la Edad Media prefería un tiempo de arrepentimiento y de balance de sus deudas con Dios y con los hombres, incluso en las oraciones medievales se rezaba «líbranos Señor de la muerte repentina».
El suicidio comenzó a ser considerado pecado en el siglo IV con San Agustín, porque viola el sexto mandamiento, usurpa la función del Estado y de la Iglesia y evita el sufrimiento que ha sido ordenado por Dios.
En la Edad Media y hasta bien entrada nuestra Edad Moderna en Europa occidental las Iglesias cristianas sacralizaron la muerte, la domesticaron, integrándola en un sistema de ritos y creencias que la convertían en una etapa más del destino final de cada ser humano. La Iglesia Católica rechazaba al suicida y se le negaba la sepultura en el Campo Santo.
En la Edad Media en Europa degradaban el cadáver arrastrándolo por las calles cabeza abajo con una estaca atravesando el corazón y una piedra en la cabeza para inmovilizar el cuerpo y que el espíritu no regresara a dañar a los vivos: el alma del suicida era condenada al infierno por toda la eternidad.
En la Inglaterra anglicana de 1800 el cuerpo del suicida era castigado por la justicia públicamente siendo arrastrado por el suelo y estaqueado en el cruce de los caminos, sus bienes confiscados y la viuda desheredada y deshonrada. Solo se aceptaba el caso del soldado vencido que se suicidaba por honor. En el siglo XV, Castilla, Aragón, Florencia, Francia, Reino Unido, Milán, Venecia y Portugal sancionaban el suicidio, rematando incluso a los muertos suicidados. En Castilla y Aragón, la práctica se recoge en una constitución de 1497, cuando un pastor almeriense se suicidó porque le despidieron, y fue rematado en Córdoba en 1498.
En sociedades donde la sacralidad era la cosmovisión vigente, es lógico que el comportamiento suicida se rechazara, pues el hombre no tenía permitido modificar su destino, que estaba en las manos de Dios.
El suicidio ha estado ligado a la humanidad y sus costumbres: los mayas, según refiere la historia, veneraban a Ixtab, la diosa del suicidio, y en el Lejano Oriente los japoneses se hacían el seppuku para lavar la deshonra.
Fue a partir del siglo XIX cuando se perdió ese sentido de socialización, inserto en la ritualidad. La sociedad emergente rechazó aquel paradigma medieval. La muerte fue liberada y pasó al dominio privado, el cadáver era velado en la casa, sepultado en familia, y en ese sentido la muerte pasó a depender cada vez más de la voluntad del individuo. De este modo, la sociedad occidental se había desvinculado de la muerte y del suicidio en particular.
Visión sociológica
El sociólogo francés Émile Durkheim en su obra El suicidio (1897), señala que los suicidios son fenómenos individuales que responden esencialmente a causas sociales. Las sociedades presentan ciertos síntomas patológicos, ante todo la integración o regulación social ya sea excesiva o insuficiente del individuo en la colectividad. Por tanto el suicidio sería un hecho social.
Durkheim comienza su estudio con una definición de suicidio como: «Todo caso de muerte que resulta directa o indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma y que, según ella sabía, debía producir este resultado».
Ejemplo de un acto positivo: dispararse en la cabeza; ejemplo de un acto negativo: rehusar a ingerir cualquier medicina hasta dejarse morir.La persona suicida vive con una percepción anódica de la vida. Pierde el sentido de la ley, normas sociales y se vuelven escépticos ante la vida y todo lo que ésta implica. Aunque cada persona suicida es distinta, tienen indicadores y pasan por un mismo proceso.
Uno de los factores más importante de la persona suicida es la convicción del suicidio como método factible. Si estudiamos el comportamiento de las personas suicidas, no podemos asegurar que se pueda prevenir todo tipo de suicidios pero si podemos estudiar si se utilizaría la misma metodología, modalidad, tiempo y espacio. El suicidio como un problema social.
Se han creado diversas teorías para explicar la raíz del problema y las particularidades del mismo. Han tomado en cuenta razones como el estatus económico, socio-profesional, la edad y el estado civil. Se asegura que en algunas ocasiones las personas están predispuestas al suicidio.
Un principio de la modificación de conducta establece que de la misma manera que aprendemos desaprender. Una persona que proviene de una familia donde existen historial suicida tiene cierta predisposición a cometer actos suicidas. La profesión y la religión están relacionadas también indirectamente con el suicidio. La persona que trabaje bajo presión y no sepa manejarlo puede tener pensamientos suicidas y ejecutarlos.
Durkheim distingue tres clases de suicidios:11
Suicidio egoísta, típico de sociedades donde el individuo carece de integración social.
Suicidio anómico (anomia es para Durkheim lo que para otros autores, a partir de Hegel, es alienación), característico de falta de regulación social (anomia), existe una falta de normatividad en tanto que las normas sociales no son interiorizadas como propias por parte del individuo.
Suicidio altruista, característico de sociedades con alto grado de integración social, el individuo se suicida por su sensación de pertenencia a la sociedad. Se mata por ella, un claro ejemplo son los kamikazes. Esta relación es patológica porque la persona pierde el sentido de individualismo. Este tipo de suicidio consiste en ofrecer su vida por algún ideal. El individuo sacrifica su vida en honor a quien el cree que se beneficiara de ello.
Visión psicológica
Freud aporta la hipótesis psicológica de que el suicidio manifiesta una agresividad dirigida originalmente contra otra persona (el objeto de amor perdido) que al no poder ser descargada se dirige hacia el propio individuo, es decir, secundariamente, contra sí mismo.9
En esta perspectiva psicodinámica podemos distinguir con H.Hendin:9
El suicidio como una actitud de represalia o de revancha tras un abandono.
El suicidio como asesinato reflejo como expresión de la lucha interna contra el deseo de matar.
El suicidio en el que la muerte se convierte en una reunión con la persona amada muerta.
El suicidio en el que la muerte es un renacer que borra los fracasos.
El suicidio en el que la muerte es un castigo, mecanismo frecuente en el melancólico y el delirante.
El suicidio en el que el paciente se creía estar ya muerto, frecuente en la melancolía y en el Síndrome de Cotard.
Crisis económica y suicidio
Las crisis económicas no aumentan las muertes por suicidio en general[cita requerida] pero sí los trastornos mentales derivados como ansiedad o depresión.12 Aunque en ciertos punto de Grecia se están llevando a cabo suicidios debido a este fenómeno.[cita requerida] Sí aumentan las muertes por suicidio en todos los países y situaciones[cita requerida]. El desempleo se asocia a suicidio.13 En España los suicidios están aumentando y son ya la tercera causa de muerte, tras la mortalidad cardiovascular y el cáncer.14 15 16
En el mundo, el suicidio es la segunda causa de muerte, tras los accidentes de tráfico, entre los 10 y 24 años.
Se puede evitar el aumento de los suicidios, con el rechazo a las políticas que hacen caer el sistema de previsión social, la educación, la sanidad, la cultura y el medio ambiente.17
Suicidio en la adolescencia
Según Barón O (2000) “La adolescencia es un proceso intenso de cambios a todo nivel: corporal, psíquico, afectivo, familiar, social y que el suicidio, usualmente, se lleva a cabo en esta etapa como un comportamiento para contrarrestar la impotencia que se siente ante un problema existencialista. Además de estos se toman claramente en cuenta los importantes los antecedentes patológicos, particularmente los trastornos afectivos y el abuso de alcohol y drogas. En la misma el adolescente debe definir su identidad sexual y su personalidad”.18
Los adolescentes con riesgo suicida poseen poca tolerancia a la frustración, actitudes hiperfeccionistas, son críticos, rígidos intelectualmente que no toleran el más mínimo fracaso, y a veces están convencidos de su propia maldad y no se sienten queridos.
Aparece frecuentemente la falta de un lugar propio en el mundo, en el colegio (peligro si fue expulsado) o en su casa, o simplemente en el deseo de sus padres.
Sufrir bullying o acoso escolar es predictor de ideaciones y conductas suicidas en niños y adolescentes.19
Algunos datos
El suicidio, según las estadísticas mundiales, alcanza anualmente más de un millón de personas, lo que representa un 1,8% del total de fallecimientos.20
En los jóvenes y adolescentes, algunos de los factores de riesgo que influyen en la decisión de suicidarse son: abuso de la ingesta de alcohol, consumo de algún tipo de droga, violencia familiar, comportamientos antisociales, depresión, aislamiento, entre otros.21
En México, los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revelan que durante el año 2006 se registraron en México 4277 suicidios, de los cuales el 83.3% fueron realizados por hombres y 16.7% por mujeres.22
Según Durkheim (1897) hay varios tipos de suicidios. Uno de estos se conoce como el suicidio por imitación. Este último se lleva a cabo porque el suicidio es un factor de impresión e impacto que tiene el suicidio a las personas en su alrededor, además dice que no solo impacta a aquellos cercanos a la víctima, sino que “un estornudo, un abucheo o un impulso homicida pueden pasarse de un individuo a otro sin que exista entre ellos más que una relación fortuita y pasajera”.23
Suicidas
Categoría principal: Suicidas.
No puede definirse una personalidad suicida, sino tan solo una tendencia al suicidio.2 El suicidio ha sido un hecho que siempre ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad. Numerosos personajes famosos de la actualidad y del pasado se han suicidado.
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Notas:
01 ↑ La palabra «suicidio» está formada con dos elementos latinos: sui, de sí mismo, y cidio, del verbo caedere, «matar»; el término fue creado por el abate François Desfontaines en 1735.
02 ↑ a b c d e f Kleiman, Andrea Patricia; Rodriguez Garín, Eduardo; Skokin Marisú. (junio 1997). Suicidios consumados por pacientes psiquiátricos. Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica ALCMEON, VIIII, vol. 6, Nº 1,. ISSN 0327-3954.
03 ↑ Cf. Melinda Wenner, «Corteza frontopolar», Mente y Cerebro, 38, 2009, pág. 8.
04 ↑ Cf. Joachim Marschall, «Suicidios hereditarios», Mente y Cerebro, 38, 2009, págs. 68-73.
05 ↑ Cf. ídem, pág. 70.
06 ↑ Gillon, C & Le Bonniec, Y. (1982) Suicidio: técnicas, historia,actualidad. España: ATE.
07 ↑ Gillon, C & Le Bonniec, Y. (1982) Suicidio: técnicas, historia, actualidad. España: ATE.
08 ↑ Gillon, C & Le Bonniec, Y. (1982) Suicidio: técnicas, historia,actualidad. España: ATE.
09 ↑ a b c Ey, Henry, Bernard, P., Brisset, CH. (1992). Tratado de psiquiatría, Anexo: Nota sobre el suicidio, pp 935. Masson, S.A. ISBN 84-311-0165-2.
10 ↑ Ackernecht, E.H (1968). Breve historia de la psiquiatría, OCLC 757980619. Buenos Aires, Eudeba.
11 ↑ Clasificación según Durkheim
12 ↑ Depression amidst depression: Mental health effects of the ongoing recession
13 ↑ Brown, Gregory K.; Beck, Aaron T.; Steer, Robert A.; Grisham, Jessica R. (junio 2000). «Risk factors for suicide in psychiatric outpatients: A 20-year prospective study». Journal of Consulting and Clinical Psychology 68 (3): p. 371-377. doi:10.1037/0022-006X.68.3.371.
14 ↑ La crisis dispara en un 8% los suicidios en España
15 ↑ Suicidio, primera causa externa de defunción en España
16 ↑ Margalida Gili1, Miquel Roca1, Sanjay Basu, Martin McKee and David Stuckler (abril 2012). «The mental health risks of economic crisis in Spain: evidence from primary care centres, 2006 and 2010». Public Health. doi:10.1093/eurpub/cks035.
17 ↑ Gérvas J. Seamos prácticos: frente a la crisis, ningún suicidio. Equipo CESCA. 2011 febrero.
18 ↑ http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/213/21300605.pdf
19 ↑ «Relación entre las conductas de intimidación, depresión e ideación suicida en adolescentes. Resultados preliminares».
20 ↑ Los accidentes de tránsito, el suicidio y las afecciones maternas figuran entre las principales causas de muerte de los jóvenes, 11/9/2009 OMS
21 ↑ ¿Cómo evitar el suicidio en adolescentes?, Futuros, Revista Trimestral Latinoamericana y Caribeña de Desarrollo Sustentable
22 ↑ Informe Nacional sobre Violencia y Salud 2006, Secretaría de Salud, Gobierno de México
23 ↑ Durkheim, E. (1897). El suicidio. Argentina: Losada, S.A.
Bibliografía complementaria
- Mateo Bautista, Marcelo Correa. Relación de ayuda ante el suicidio. Argentina: San Pablo. ISBN 950-861-264-9.
- Estruch.J ; Salvador. C (1982) Los suicidios. Barcelona : Editorial Herder.
- Daring to Die: The psychology of Suicide. Scientific American Mind. Volume 20,Number 7,January/February 2010.
- El suicidio desde una perspectiva socio-económica cultural. Cuicuilco. Vol 12, número 003. Enero/abril 2005
- Suicidio (1994) Anthony T.(Miami,Fl) : Editorial Unlit.
- Augusti Rodes i Català, Aborto, suicidio y eutanasia, Barcelona, Joica, 2009.
- Dolores Mosquera, La Autolesión: el lenguaje del dolor, Madrid, Pléyades, cop. 2008.
- Andrés Ramón, Historia del suicidio en Occidente, Barcelona, Península, 2003.
- Julio Bobes García, Comportamientos suicidas: prevención y tratamiento, Barcelona : Psiquiatría Editores, 2004.
- Paolo Zambrano, Estudios sobre literatura y suicidio, Sevilla, Alfar, 2006.
- Claus Roxin, Eutanasia y suicidio: cuestiones dogmáticas y de política criminal, Albolote (Granada), Comares, 2001.
- Realino Marra, Suicidio, diritto e anomia. Immagini della morte volontaria nella civiltà occidentale, Edizioni Scientifiche Italiane, Napoli, 1987,
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