2015 0719 | A principios del mes de julio, los policías estatales advirtieron que el problema del robo de combustible en la Cuarta Región se estaba saliendo de control, ya que una de sus compañeras adscrita a Tepeaca había recibido amenazas y un elemento más estuvo a punto de ser levantado por delincuentes.
Desde hace semanas, los uniformados de la Secretaría de Seguridad Púbica (SSP) comenzaron a alertar a sus compañeros a través de mensajería Whatsapp y en redes sociales sobre los problemas que había en Tepeaca, a causa de los vínculos entre el ex director de la Policía Estatal, Marco Antonio Estrada López, y los ladrones de hidrocarburo a quienes brindaban protección.
En distintos mensajes, algunos de los cuales fueron publicados en este medio el día de la captura de Estrada López, denunciaron que los elementos que conocían las actividades ilícitas de su ex jefe eran castigados y había represalias en su contra; por ejemplo, eran enviados a otras regiones para que ya no se enteraran de los movimientos.
El 1 de julio publicaron un mensaje en Facebook en el cual informaron que el problema ya se había salido de control al grado de que una mujer policía, adscrita al Centro de Operación y Emergencias (Copem) de Tepeaca, fue amenazada en su casa por delincuentes, mientras que otro de sus compañeros fue seguido por un vehículo sospechoso cuando regresaba a su domicilio.
La publicación detalló que, ese día alrededor de las 12:00 horas, unos sujetos arribaron a la vivienda de la uniformada, pero como no la encontraron le dejaron el recado con su hijo: "Que les dijera a sus compañeros que 'le bajen de huev..."
Más tarde, a eso de las 16:00 horas, cuando un elemento -que también labora en ese municipio- salió de trabajar y regresaba a la ciudad de Puebla donde radica. En el trayecto, notó que un vehículo con sujetos sospechosos lo iba siguiendo, pero después se desvió cuando los tripulantes se vieron sorprendidos.
El policía dedujo que lo confundieron "y sólo al parecer quedó en intento de levantón o no se sabe la intención que tenían", señaló la publicación.
Debido a ello y a las amenazas que han recibido anteriormente, los dos uniformados manifestaron tener temor por su integridad y la de su familia.
No responsabilizaron a nadie, pero advirtieron que si continuaban callando todas las irregularidades que había en el interior de la corporación, pronto sucedería "una desgracia" o algún enfrentamiento entre policías y delincuentes que cobraría vidas inocentes.
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