2016 0712 | La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) determinó que el normalista Julio César Mondragón Fontes, cuyo cuerpo sin vida fue el único que los autores de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa no ocultaron, fue asesinado a causa de la "tortura física" que sufrió en la madrugada del 27 de septiembre 2014 y no por recibir el disparo de un arma de fuego.
En su informe presentado este lunes, descartó también que el estudiante fuera desollado en cara y cuello por instrumentos de arma punzo cortante, y se apunta que, postmortem,
el arrancamiento de la piel y un ojo de Mondragón Fontes fue por mordedura de depredadores de la fauna local, que pudieran haber sido roedores y perros.
El titular de la Oficina Especial para el caso Iguala de la Comisión, José Larrieta Carrasco, señaló que su hipótesis resuelve la controversia en torno a la muerte de Mondragón Fontes, de versiones de la Procuraduría del estado, la PGR o del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI); apuntó que abre una nueva línea contra los probables responsables, pues "nadie está siendo investigado por tortura física contra Julio César".
La investigación apunta que el cuerpo del normalista presentó 64 fracturas en 40 huesos. Entre estas heridas destacan fracturas provocadas en los ocho huesos del cráneo, en 13 de los 14 huesos que conforman el esqueleto de la cara y en siete costillas izquierdas y tres derechas, entre otras. Se concluyó que la causa de la muerte fue por traumatismo craneoencefálico. Desechan la teoría de que fuera lapidado.
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