Topes viales dañan la salud

Los hay altos, bajos, anchos, prolongados y están hechos con diversos materiales. Los topes viales son colocados para que los automóviles disminuyan su velocidad en lugares precisos, y aunque para este fin son útiles, tienen su contraparte: dañan la salud y contaminan el ambiente.

Debido a los problemas de tráfico existentes en la Ciudad de México, integrantes del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, a petición de la Secretaría de Ciencia y Tecnología e Innovación del Distrito Federal, elaboraron un proyecto de investigación sobre los topes o reductores de velocidad. Uno de los aspectos que incluyó el estudio fue la exposición de los ciudadanos a la contaminación a nivel de calle.

Fue así que comenzó el análisis de los topes para conocer sus ventajas y desventajas. Después de varias pruebas, se encontró que estas estructuras tienen efectos significativos en el gasto energético  y emisiones de gases contaminantes en el medio ambiente, expuso el doctor Arón Jazcilevich Daimant, investigador del mencionado Centro.

Evaluación con vehículos

Las pruebas consistieron en realizar trabajo de campo con un aparato especial que se coloca en el automóvil, para medir las emisiones vehiculares de hidrocarburos, monóxido de carbono, bióxido de carbono, óxido de nitrógeno y materia particulada.

“Hicimos una labor muy exhaustiva. Utilizamos un camión Dina que usa diesel, un microbús, una camioneta estaquitas Nissan y un coche Ford Ecosport. Con estos automóviles desarrollamos una metodología a fin de determinar los efectos de colocar topes en vías altamente transitadas y determinar sus emisiones debido a los topes”, explicó.

El resultado fue que aun cuando en la ciudad de México está prohibido poner reductores de velocidad en ejes viales, hay un gran número de ellos; entonces el problema radica en los miles de vehículos que transitan por hora y que al detenerse y volver a arrancar, incurren en un gasto innecesario de gasolina, sobre todo los de transporte público.

Pero lo más grave, es que las emisiones de PM10, es decir, las partículas suspendidas que se alojan en el tracto respiratorio, aumentan cada vez que un vehículo de transporte diésel arranca luego de atravesar un tope, agregó Irma Rosas, también investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

“De este modo, pudimos percatarnos de que los automotores que utilizan diesel al detenerse en el tope, producen un gran número de emisiones particuladas dañinas para la salud.”

Con lo anterior, se pone en evidencia además que los reductores de velocidad en ejes viales significan un gasto oneroso en lo que se refiere a emisiones y combustible.

En ese contexto, Arón Jazcilevich propone como alternativa implementar semáforos inteligentes manipulados por los transeúntes, y puentes peatonales en los que sea posible usar bicicletas y sean útiles para los discapacitados, por ejemplo.

Con este proyecto, reiteraron los especialistas, fue posible valuar con precisión el uso de los topes, sobre todo en arterias altamente transitadas como es un eje vial. En conclusión, los reductores de velocidad deben omitirse totalmente en donde el tránsito sea numeroso, circulen vehículos de carga y transporte público.

Los topes y el reglamento de tránsito

Según el Reglamento de Tránsito en Carreteras y Puentes de Jurisdicción Federal, los topes son semiesferas o primas cuadrangulares de metal, concreto, hule o cualquier material idóneo colocados en posición transversal en la carretera, con el propósito de que el conductor disminuya su velocidad para cruzarlo.

La colocación sólo podrá realizarse en carreteras urbanas o en tramos próximos a cualquier asentamiento humano.

Para cruzar un tope, los conductores de vehículos tendrán que reducir su velocidad a un máximo de cinco kilómetros por hora. El conductor que exceda dicha velocidad será sancionado con 15 a 20 veces la cuota que establece este reglamento.





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