Los dibujos animados son un material audiovisual muy consumido por los menores; sin embargo, hay algunos que parecen aptos y son nocivos o controversiales, al contener mensajes no adecuados que podrían afectar su personalidad. Investigadores de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (FDCS) de la BUAP analizan la violencia audiovisual y su impacto en la niñez y adolescencia.
Erick Gómez Tagle López, profesor investigador de esta unidad académica, señaló que expresiones sobre alcoholismo, violencia doméstica y de género, consumo de drogas, así como manejo inadecuado de temas religiosos, políticos y sexuales, son ejemplos de contenidos en caricaturas.
“Por ello, el objetivo de esta línea de trabajo es que tanto los padres de familia, como los docentes, comunicadores e investigadores pongamos atención y trabajemos en la forma de atender esta problemática”.
Dicho estudio está enfocado en dos aspectos: las caricaturas, como un material dirigido prioritariamente a menores de 12 años, y la narrativa gráfica (cómics) de interés para adolescentes e incluso adultos.
El académico señaló que el contenido nocivo o controversial en estos medios puede ser un factor criminógeno, lo que quiere decir que si bien no es determinante, sí puede influir en la generación de conductas antisociales entre los menores de edad.
Actualmente, dijo, gracias a los dispositivos móviles, así como a los servicios de transmisión satelital, los niños y las niñas tienen fácil acceso a este tipo de caricaturas, series y programas, sin la supervisión de los padres, quienes deben estar atentos, no para censurar o prohibir, sino para orientar.
“Un problema es que la televisión y ahora el internet se han convertido en niñeras electrónicas, los padres depositan su confianza en estos medios, sin advertir que en estos se pueden encontrar conductas disruptivas o antisociales”.
Un ejemplo de estos dibujos animados con contenidos no aptos para menores son Los Simpson, programa que ya ha sido objeto de análisis significativos, en el cual Homero Simpson -el padre de familia-, al igual que sus amigos, vive una situación de alcoholismo y desquita su frustración con su hijo Bart, mediante actos violentos como el ahorcamiento parcial. Este, a su vez, tiene un comportamiento rebelde en la escuela, además de que genera bullying y es también víctima de esta práctica.
“Queda claro que este programa es principalmente una crítica hacia la sociedad norteamericana; sin embargo, esto es algo que no lo pueden comprender en ese sentido las niñas y los niños, porque lo ven como una caricatura más”, comentó.
Otro ejemplo es Dragon Ball, caricatura controversial debido a la gran cantidad de elementos nominativos vinculados con el satanismo, ya que el suegro de Gokú, protagonista de la serie, se llama Ox Satán, además el personaje que se considera a sí mismo como el “más poderoso de la Tierra” se llama Mr. Satán; otro personaje es Dabura, representado como el “Rey de los Demonios”, quien a sus víctimas les coloca una marca en la frente, como la bestia descrita en la Biblia.
El Maestro Roshi, sensei de las artes marciales, es otro personaje controversial, ya que es un anciano altamente erotizado con las mujeres, lo cual se visualiza en la forma como las mira, las toca en contra de su voluntad, e incluso sangra por la nariz al llegar a un nivel de excitación. También personajes semidesnudos en la caricatura, como Bulma, quien al inicio de la serie es una menor de edad y es espiada por otros personajes cuando se baña.
Personajes clásicos como Betty Boop y Jessica Rabbit son muy sexualizados y series como Los caballeros del zodiaco y las recientes películas animadas sobre superhéroes/ antihéroes de cómics como Batman, el caballero de la noche regresa; Batman: la broma mortal; Constantine: ciudad de demonios y Liga de la Justicia: la paradoja del tiempo, son otros casos de contenidos que son enfocados para un público adulto, ya que contienen tramas violentas, llenas de sangre o con elementos sexuales, pero que debido a su estética pueden llamar la atención de los menores y hacerlos creer que son caricaturas para ellos.
Gómez Tagle López comentó que a pesar de que existen estos mensajes en los dibujos animados, la censura no es una solución recomendable, pues aunque se impusiera estaría condenada al fracaso. Una propuesta factible es la creación de talleres y escuelas para padres, además de que en foros públicos, en escuelas y en medios de comunicación se hable abiertamente de estos temas.
“Somos seres que imitamos por naturaleza y entre más corta edad tendemos a imitar con mayor frecuencia, por lo que un niño podría verse reflejado en un personaje que realiza conductas antisociales, situación que debería ser un tema al cual prestarle atención”.
El papel de la criminología
¿Por qué la criminología, así como las ciencias jurídicas y forenses se ven involucradas en estos temas?, el investigador mencionó que se han descubierto casos en los que pedófilos y pederastas utilizan esta clase de materiales audiovisuales para empezar a corromper a la niñez, a través de la inducción de conductas lascivas o sexuales.
“Por ello hemos propuesto que estos mismos materiales, que no pueden ni deben ser censurados, los utilicemos para la prevención temprana de conductas antisociales, así como para la detección de casos de presuntos abusos sexuales en contra de población menor de 18 años”.
Precisó que además del trabajo en la parte legal, no habrá un verdadero cambio si a la par no se crean políticas públicas enfocadas en la niñez.
De igual forma señaló que si se les habla de situaciones y términos legales a los menores de edad, es posible que esos temas no les llamen la atención y por lo tanto no se involucren. Por el contrario, si se les explica mediante un lenguaje que ellos comprenden, como son las caricaturas, sería posible explicarles y trabajar temas delicados como el abuso sexual, la diversidad sexual, el consumo de drogas y la inclinación hacia sectas, no como una forma de escandalizarlos o prohibirles, sino para orientarlos.
“La gente en ocasiones no comprende sobre la utilidad de estos materiales y pareciera descalificarlos, pero por el contrario existen elementos muy importantes que podemos desarrollar desde la criminología, la psicología y la sociología, por lo que es importante que todos nos involucremos”.
En su opinión, casi todos los programas de prevención de conductas antisociales se enfocan en los jóvenes de 18 a 29 años, algunos otros se centran en adolescentes de 12 a 17 años, pero ninguno había trabajado con la población menor de 12 años. “Es ahí donde nos queremos enfocar para proteger a la niñez, sobre todo en la etapa preescolar y primaria, población que ha sido descuidada en este tema”.
En este trabajo también se abordan las expresiones infantiles denotativas en contra de las mujeres, como “vieja el último”, utilizado en una carrera de juego entre los niños; los cuentos y películas clásicas en los que existen ejemplos de pensamientos adulto-céntricos y violencia de género, así como tipos de violencia en videojuegos, juguetes y otros medios al alcance de los niños y las niñas.
Los investigadores han desarrollado varios talleres para padres de familia y menores, los cuales pueden impartirse en cualquier institución pública o privada, de forma gratuita o a bajo costo.
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